viernes, 10 de marzo de 2017

Estereotipos de género en los cuentos, el cine o la televisión.


Tengo dos hijas.

Cuando comenzamos a leerles cuentos tuvimos la posibilidad de revisar las historias tradicionales que nos contaban de pequeños; entonces, de repente, tienes un choque de bruta realidad y te das cuenta, afortunadamente, de lo antiguos que se han quedado estos cuentos, lo sexistas y "estereotipados" que eran y que ya no quieres contar esas historias... y menos a dos niñas.

En mi caso, cuando los contaba, intentaba (dependiendo de la frescura imaginativa del día) improvisar diálogos, situaciones y finales, intentando que el papel de la niña, mujer o princesa de turno no quedara relegado a una pobre desvalida, sin personalidad, que solo podía poner orden en su vida con el niño, hombre o príncipe de turno.

Este cúmulo de estímulos, como decía en la anterior entrada, visuales, auditivos, personales y sociales, que están presentes de un modo continuo durante toda la vida de las personas, van minando la conciencia de niñas y niños, de mujeres y hombres. En ellas llega a conseguir la mayoría de las veces la autonegación de la propia identidad como "persona" en favor de otra identidad como "mujer", por desgracia peyorativa muchos de sus significados. En nosotros va reforzando la idea de masculinidad como sinónimo de fuerza, valentía, protección de la mujer, situándonos la mayoría de las veces en un plano físico por encima del sentimental.

Afortunadamente estos estereotipos están siendo combatidos por numerosas historias escritas, filmadas o cantadas que intentan mostrar a las niñas, chicas, mujeres, que su papel no tiene por qué ser secundario o subordinado en la vida real.

Un ejemplo de película que disfrutamos mucho con nuestras hijas, incluyendo el mensaje es Brave,(indomable), de la factoría Disney. Seguro que todas y todos la conocéis. Aparte de ser una historia preciosa y visualmente, como todo lo que hace Disney, maravillosa. Una mujer, ya desde niña, tenga tan claro su futuro; lo que quiere y lo que no quiere hacer; y luche por ello contra viento y marea, incluso contra su propia madre que es la representación de la generación clásica y llena de estereotipos que la protagonista deja atrás. Me parece un ejemplo de referencia como heroína para las niñas de hoy.

La conocida saga de Juego de Tronos, escrita por George R. R. Martin y llevada a la televisión por la productora HBO, está también plagada de referentes femeninos. Mujeres que se sublevan a su papel clásico y predestinado, para ocupar un rol mucho más activo y principal, tomando decisiones, ocupando puestos de máxima autoridad, luchando contra hombres o protegiéndolos sin pestañear, y todo ello sin la necesidad de perder cualidades como la belleza o la ternura; haciendo ver que todos estos rasgos no son incompatibles, ni mucho menos reservados a uno u otro género de forma exclusiva.




Afortunadamente también hay compositoras y cantantes actuales que hacen fuerza para combatir los manidos tópicos femeninos:



Mensajes que recibimos desde la cuna... y que transmitimos

Para empezar he de decir que estoy totalmente de acuerdo con lo que explican Gemma Torres y Mª del Carmen Arjona en su guía sobre coeducación. 

Como ya he comentado en alguna entrada, los estímulos que reciben niños y niñas desde su nacimiento, son innumerables y continuados, y atacan a su cerebro de forma consciente pero también (y es lo peor) subliminal. Son como una ola gigante que no se puede "surfear", estamos condenados y sobre todo condenadas a que nos pase por encima.

La costumbre (yo diría manía) de utilizar un lenguaje hacia los niños con rudeza y hacia las niñas con dulzura, es una gota continua que va horadando la lógica de la igualdad.

En cuanto a la segunda pregunta planteada, acerca de qué otros mensajes que refuercen estos estereotipos podemos señalar, hay múltiples y numerosos ejemplos. Las autoras de la mencionada guía exponen en la misma, por ejemplo, un cuadro de las características o rasgos de la personalidad estereotipados tanto para hombres/niños como para mujeres/niñas que se van inculcando, consciente o subconscientemente desde la cuna. Algunos ejemplos serían:

                                       Masculinos                                                 Femeninos
                       Estabilidad emocional                                      Inestabilidad emocional
                       Dinamismo                                                       Pasividad
                       Agresividad                                                      Ternura
                       Tendencia al dominio                                       Tendencia a la sumisión
                       Valentía                                                             Miedo



Para terminar, una magnífica crítica a una de las expresiones más tradicionales y machistas de nuestro léxico:





miércoles, 8 de marzo de 2017

Duales aparentes, vocablos ocupados y vacíos léxicos

Nuestro idioma está plagado de palabras, expresiones e incluso reglas gramaticales que hacen un flaco favor a los ideales de coeducación. 

En mi opinión, hay que diferenciar esta desigualdad de algo a lo que tienden todos los idiomas: la economía del lenguaje. Es verdad que, a menudo, utilizamos el género masculino como neutro aún cuando existe el género femenino de esa palabra: "Los alumnos que titulan este curso..."; y que, también a menudo, se tiende a corregir esa regla utilizando los dos géneros: "Las alumnas y alumnos que titulan este curso...". Es evidente que esto va en contra de esa economía del lenguaje y cuando estamos hablando en público, o redactando algún documento, se hace muy tedioso tanto para el emisor o emisora, como para el receptor o receptora, el seguimiento del contenido.

Otra cosa distinta, es que podamos sustituir esos masculinos "neutros" por palabras genéricas como por ejemplo: "alumnado", "personas", etc. Esto no va contra la economía del lenguaje y, sin embargo, sí es mucho más coeducador.


Pero aparte de lo anterior existen varias expresiones que explican las desigualdades contenidas en nuestra lengua:


Duales aparentes y vocablos ocupados explican un hecho parecido, que es cuando una palabra o expresión en masculino tiene un significado y su "versión femenina" tiene otro significado distinto, generalmente denotando un valor inferior o incluso peyorativo.

Un ejemplo muy claro es el de señorita y señorito. Cuando llamo a mis alumnas "señoras" siempre me interpelan diciendo:

 - Ricardo, señora no señorita, que no estoy casada.

Y yo contesto:

- Pues peor para ti.

Luego, ante su atónita mirada, les explico que conformarse con el término señorita significa aceptar que los hombres somos señores solo por llegar a una cierta edad, pero que las mujeres solo pueden convertirse en señoras si se casan con un señor. Entonces comprenden la diferencia y la desigualdad que se esconde tras el término señorita.

Por otra parte tenemos los llamados vacíos léxicos que son aquellas palabras masculinas o femeninas que no tienen una versión en el género opuesto que signifique lo mismo.

Un ejemplo de esto es la palabra machote: hombre vigoroso, bien plantado, valiente (según el diccionario de la RAE). No hay una palabra de género femenino (hembrota) que signifique lo mismo.

Otro claro ejemplo de vacío léxico es la palabra siguiente:





















"Hombre que se entromete", increíble que en el año 2017 sigan existiendo expresiones así.


¿Cómo llevar la coeducación a mi práctica personal o profesional?

El problema del machismo abarca históricamente multitud de facetas, ámbitos y formas.




Una de esas formas, como comenta M. Ángeles Durán, es la "invisibilización" (que no invisibilad)* de distintos trabajos realizados tradicionalmente por mujeres, como las tareas del hogar, la educación de los hijos, el cuidado de niños y mayores, etc.



Pero el principal problema, desde mi punto de vista, es el del secuestro de la propiedad de la mujer por parte del hombre tradicional; es decir, el pensamiento, demasiado común por desgracia, de que la mujer le pertenece. Esa disfunción cerebral es la que lleva a la violencia tarde o temprano, física o psicológica.

Este aspecto violento del machismo es el primero que habría que erradicar, porque al perder la concepción de "propietario", al reconocer a la mujer como un igual, es cuando el resto de desigualdades podrán corregirse.

Para ayudar a la concienciación del alumnado creo que el impacto visual es muy importante, para ello utilizar vídeos o presentaciones interactivas con datos y ejemplos, para después trabajar sobre estos recursos.